Virus Ébola : de la fauna silvestre a los perros domésticos

El virus Ébola provoca en el ser humano una fiebre hemorrágica fulgurante que se manifiesta en la mayoría de los casos bajo forma de brotes epidémicos que provocan la muerte de hasta el 80% de las personas infectadas. Desde 1994, siete epidemias han afectado a Gabón y a la República del Congo. De las 445 personas infectadas, 361 murieron, lo que ha convertido al Ébola en un verdadero problema de salud pública en estos países. Debido a que hasta ahora no se dispone de ningún medicamento o vacuna, únicamente la prevención y el control rápido de las epidemias, mediante aislamiento de los enfermos, permiten limitar su propagación.
Desde 2001, un equipo de investigadores del IRD y sus colaboradores (1) tratan de entender la historia natural del virus, es decir el conjunto de modalidades de circulación del virus en su medio natural, desde su hospedero natural (o reservorio) hasta el hombre. Los científicos demostraron, en particular, que importantes epidemias de Ébola han diezmado a las poblaciones de monos de gran tamaño durante los últimos años en la región fronteriza entre Gabón y la República del Congo. El ser humano, por su parte, se contaminaría únicamente en una segunda fase, al contacto de los esqueletos de los animales muertos (2). No obstante, el ciclo natural del virus no se limita a una simple transmisión del reservorio al mono y posteriormente al hombre. Se piensa que varias especies reservorios coexisten y que muchas otras especies animales podrían infectarse, contribuyendo de esta manera a la propagación el virus en la naturaleza.

Una encuesta serológica -realizada de 1980 a 2000 en 790 primates de Camerún, Gabón y República del Congo, pertenecientes a veinte especies diferentes- revela que 12.9 % de los chimpancés salvajes presentan anticuerpos anti-Ébola. Varias de las muestras positivas datan de antes de las primeras epidemias registradas en esos países. Estos resultados indican por lo tanto que los chimpancés están regularmente en contacto con el animal reservorio del virus y que algunos de ellos desarrollan infecciones que no resultan mortales. La presencia de anticuerpos específicos, en muestras recolectadas en animales antes de las epidemias, significa que el virus Ébola circula probablemente desde hace largo tiempo en los bosques de África Central. La detección de tales anticuerpos en otras especies de monos (5 driles, 1 zambo, 1 mandril, 1 cercopiteco) sugiere que la circulación del virus implicaría un gran número de contaminaciones entre especies animales distintas. La multiplicidad de las especies infectadas, sus sensibilidades diferentes al virus y la gran disparidad de sus modos de vida, revelan la complejidad de la circulación del virus Ébola en su medio natural. Estas observaciones indican asimismo que una epidemia o casos esporádicos pueden surgir en cualquier momento en el conjunto de la subregión de África Central.

Cabe asimismo señalar, que durante las últimas epidemias registradas en Gabón y en República del Congo, varios perros consumieron restos de animales infectados por el virus Ébola, sin por ello presentar signos clínicos visibles. Con el fin de confirmar que estos perros estuvieron efectivamente en contacto con el virus, los científicos buscaron la presencia de anticuerpos específicos del virus Ébola en su sangre (3). El porcentaje de perros portadores de estos anticuerpos se incrementa de manera lineal y significativa a medida que los focos de epidemia se encuentran más cerca. De 9%, en las dos ciudades más importantes de Gabón, la prevalencia pasa a 25% en los poblados indemnes de la zona de epidemia, hasta alcanzar 32% en las poblaciones en donde ha sido posible detectar casos humanos imputables a una fuente animal infectada. Estos animales domésticos podrían por lo tanto infectarse y excretar virus durante un tiempo determinado, convirtiéndose, de hecho, en una fuente potencial de infección para el hombre. Esto podría explicar ciertas contaminaciones humanas no aclaradas. Resulta por lo tanto necesario hoy en día evaluar la función de los perros en las epidemias de fiebre Ébola y considerar este riesgo en las medidas de lucha contra las epidemias. Estos animales podrían, además, ser utilizados como indicadores de la presencia del virus en las regiones en donde, además de la aparición de casos de mortalidad animal y humana, ningún signo externo puede indicar la presencia o no del virus Ébola.

El conjunto de estos trabajos destaca los progresos realizados durante los últimos años en la comprensión de los modos de circulación del virus en su medio natural. Aun cuando el reservorio no ha sido todavía identificado, se están realizando investigaciones con el fin de esclarecer las etapas que, a partir de este reservorio, conducen al brote de las epidemias humanas. El conocimiento del animal reservorio y del ciclo natural del virus debería permitir elaborar estrategias adecuadas de prevención de las epidemias de Ébola.

Redacción-DIC : Marie Guillaume

(1) Estas investigaciones, realizadas desde 2001, asocian principalmente a los siguientes organismos: IRD, CIRMF (Centre International de Recherches Médicales de Franceville, Gabón), Center for Diseases Control and Prevention de Atlanta (Estado Unidos) y Centro Pasteur de Camerún.

(2) Ver la ficha de acutalidad científica n° 192 – enero de 2004, “ Virus Ebola : les populations de grands singes menacées ”. Publicación de referencia: E.M. Leroy, P. Rouquet, P. Formenty, S. Souquière, A. Kilbourne, J.M. Froment, M. Bermejo, S. Smit, W. Karesh, R. Swanepoel, S. R. Zaki, and P.E. Rollin– Multiple Ebola Virus Transmission Events and Rapid Decline of Central African Wildlife, Science, vol. 303 n° 5655, 16 de enero de 2004.

(3) El virus que causa estragos en Gabón, República del Congo y República Democrática del Congo pertenece al más propagado y virulento de los cuatro subgrupos Ébola conocidos, el subtipo Zaire, del cual existen varias cepas.

[LEFT]For further information, please contact:
Marie Guillaume
Institut de Recherche pour le Développement, Paris (IRD)[/LEFT]

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AlphaGalileo

muy interesante